Cinco y cinco de la madrugada del veinticinco, y hoy ya tienes cinco.
Un corazón inmenso de cinco, encerrado en un cuerpo de gigantón enanito.
Un hoyito en la mejilla que me dice que eres yo, que eres mi bebé mayor, ese mismo que bautizó nuestro habitat como la tierra de “¿Dónde bastará?”. Hoy se notan tus cinco y para empezar el día los “saquetines” no necesitaron mi ayuda para proteger esas dos lanchas que tienes al final de las piernas.
Hoy es tu esperado día, tantas cuentas acabaron, creía yo, pero muy de mañana ya preguntaste cuanto faltaba para acabar el cinco. Mi hermoso matemático, mi niño mimado, eterno inconformista cargado de amor que aún no sabes cómo repartir. Tu cuerpo crece pero tú sigues siendo el del llanto de la “i”.
Ayer matabas abejas en Sprinfield y hoy libras batallas en el medievo, eres el pequeño caballero, el que reparte ternura con su presencia.
Tan revoltoso como tu pelo y más profundo, aún, que tu mirada. La bondad por bandera, los celos por pendón y el amor más grande, el amor a mamá, por estandarte.
NADIE ose a intentar cambiarte, no lo quieres tú y así te ama tu padre, el que suscribe esto.
Fiel escudero seré, en batallas y entuertos, en guerras, en victoria y derrotas, en la vida y en los sueños. Hoy es tu día, el día de tu valentía, el día del cinco es tuyo y para acompañarte me adentraré en un terreno que no es mio, la tierra de los versos que me fue negada al nacimiento. Hoy, repito, por ti, por mi gigante infantil... lo intento.
Valiente explorador, con la alergia en la mochila
en busca de especies nuevas para romper la rutina
Cazador de lagartijas, oteando horizontes
el líder de la pandilla si se avista un saltamontes.
En insectos de vivos colores aprendiste que hay veneno
preguntas si pica el bicho para que te diga que eres bueno.
¿Qué si eres bueno mi vida?
¡No preguntes eso, por Dios!
Eres la alegría vivida
Eres... el buen amor
Carlos Valdés Cervantes
Un corazón inmenso de cinco, encerrado en un cuerpo de gigantón enanito.
Un hoyito en la mejilla que me dice que eres yo, que eres mi bebé mayor, ese mismo que bautizó nuestro habitat como la tierra de “¿Dónde bastará?”. Hoy se notan tus cinco y para empezar el día los “saquetines” no necesitaron mi ayuda para proteger esas dos lanchas que tienes al final de las piernas.
Hoy es tu esperado día, tantas cuentas acabaron, creía yo, pero muy de mañana ya preguntaste cuanto faltaba para acabar el cinco. Mi hermoso matemático, mi niño mimado, eterno inconformista cargado de amor que aún no sabes cómo repartir. Tu cuerpo crece pero tú sigues siendo el del llanto de la “i”.
Ayer matabas abejas en Sprinfield y hoy libras batallas en el medievo, eres el pequeño caballero, el que reparte ternura con su presencia.
Tan revoltoso como tu pelo y más profundo, aún, que tu mirada. La bondad por bandera, los celos por pendón y el amor más grande, el amor a mamá, por estandarte.
NADIE ose a intentar cambiarte, no lo quieres tú y así te ama tu padre, el que suscribe esto.
Fiel escudero seré, en batallas y entuertos, en guerras, en victoria y derrotas, en la vida y en los sueños. Hoy es tu día, el día de tu valentía, el día del cinco es tuyo y para acompañarte me adentraré en un terreno que no es mio, la tierra de los versos que me fue negada al nacimiento. Hoy, repito, por ti, por mi gigante infantil... lo intento.
Valiente explorador, con la alergia en la mochila
en busca de especies nuevas para romper la rutina
Cazador de lagartijas, oteando horizontes
el líder de la pandilla si se avista un saltamontes.
En insectos de vivos colores aprendiste que hay veneno
preguntas si pica el bicho para que te diga que eres bueno.
¿Qué si eres bueno mi vida?
¡No preguntes eso, por Dios!
Eres la alegría vivida
Eres... el buen amor
Carlos Valdés Cervantes
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