Solo faltaban cinco días para volver a casa, el curso había sido excelente, y terminaba justo para celebrar las fiestas de San Juan. Unos días fuera de la rutina habían hecho que Susana se sintiera renovada y con ganas de volver a sus obligaciones habituales, a sus hijos y a su pareja.
Este punto en especial la inquietaba un poco, los dos últimos días no había podido comunicarse con Mario y sentía que el no estaba muy conforme con su viaje.
Siempre había sido muy posesivo y cualquier cosa donde el no estuviese involucrado lo alteraba. Susana ya había aprendido a manejar esta situación pero siempre sentía la inquietud latente.
Llegó al fin el día de su regreso definitivo. En el aeropuerto la esperaban Mario y los niños, respiró más tranquila tal vez eran temores infundados.
-Mario mi amor ¿cómo has estado? ¿Cómo se portaron los niños?
-Bien, ya sabes que a mí, ellos no me dan problemas-su voz era un poco seca y cortante.
-¿Ningún problema en mi ausencia?
-Nada Susana, mientras tú te divertías todo funcionó perfectamente.
Susana abrió los ojos desmesuradamente
-¿Me divertía? ¿Qué te pasa Mario? Sabes que estaba en viaje de negocios, estudiando para superarme en mi trabajo.
-Eso es lo que tú dices, pero a mí no me consta que haya sido solo estudiar ¿con quién salías en las noches? ¿A quién has conocido?
Apenas estaban abandonando el aeropuerto y dirigiéndose al carro, y Mario ya había estallado en el ataque de celos que tanto temía Susana.
Hablaban en voz baja para no asustar a los niños pero ellos, hacían silencio retraídos en sus video juegos para no escuchar de nuevo esas conversaciones que tanto los inquietaban.
-Venga Mario, no empieces, ¿por eso no habías llamado ni contestabas mis llamadas?
-No pretendo molestarte, quiero que hagas tu vida, a mí déjame atrás.
-¿Sabes qué? Ya conozco esa actitud, ahora viene el momento de hacerte el mártir, pero no estoy dispuesta a caer en tu juego Mario. Haz lo que creas conveniente, yo estoy en paz con mi conciencia y no me vas a seguir manipulando.
Ya estaban cerca del conjunto residencial donde tenían su departamento en el piso siete, Susana quería llegar a casa pero a la vez temía el matiz que podía tomar el conflicto.
Mario entró en silencio y se dirigió directamente a la habitación mientras Susana trataba de bromear un rato con los niños, revisar las tareas del colegio que hicieron durante su ausencia y tratar de que todo se sintiera normal.
Una hora más tarde Susana se llenó de valor, respiró profundo y se dirigió a la habitación. Mario estaba sentado en la cama, envuelto en una nube de humo y con los ojos enrojecidos y llenos de rabia, a su lado un vaso de licor a medio tomar.
-Querido ¿necesitas algo?
-Si tonta, te necesito a ti, ahora mismo
-No es el momento Mario, espera a que estés más calmado
-¿te das cuenta? No quieres nada conmigo, siempre es lo mismo ¡ya estoy harto!
-Cálmate, de esa forma no vas a lograr nada conmigo y lo sabes
-¿y de esta?-dijo sacando un arma de debajo de la almohada.
Susana se quedo sin habla, jamás habían llegado tan lejos, su mente le decía que no sería capaz, su instinto le indicaba que se marchara, su sentido común que actuara de forma inteligente y evitara cualquier locura, pensaba en los niños, en su madre que tantas veces la previno diciendo que Mario era un neurasténico.
Ahora debía decidir en fracciones de segundo su futuro. Ya lo había denunciado un par de veces por maltrato psicológico, pero las autoridades nunca le dieron mayor importancia.
-Mario querido, no juegues conmigo, no me asustes. Estoy aquí para ti, como siempre.
Mario se sorprendió de su actitud, y por un momento cedió a Susana, dejo el arma sobre la mesita al lado de la cama y se levanto a abrazarla.
-Susana ayúdame a controlar esto que siento
-Nunca más lo sentirás te lo prometo.
Los cohetes de San Juan se confundieron con el sonido sordo que se escuchó en el séptimo piso aquella noche.
Un escritor es un dios, sí, es el dios del universo que él mismo ha creado, es el responsable de las vidas de los habitantes de su mundo. En sus manos está el destino de miles personajes que habitan en ese infinito espacio-tiempo que llamamos imaginación. Sólo tiene un juez, el Lector, que será el que finalmente decida si merece convertirse en autor. Por eso este blog es para ti LECTOR Bienvenidos al OLIMPO de las letras, al Universo de la fantasía donde todo es posible
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Wow! Aún no había leido nada de vosotros, y este es el primer relato leído.
ResponderEliminarEva, ¡enhorabuena! Te ha quedado fantástico, me ha encantando. Mi más sincera enhorabuena.
Eva recuerdo este escrito y la avalancha de comentarios que suscitó sobre ese final que dejas con cierta incógnita. Está genial
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